Llegué a Valencia, mejor preparado que nunca, en mi mejor momento, con los mejores entrenamientos y mis mejores tiempos en series hasta la fecha… en mi mente hacer la carrera de mi vida.
Y me fui a la conquista de mi quinto maratón. Semanas de entrenamiento, horas de esfuerzo y sacrificio. La suerte estaba echada. Tocaba recoger lo sembrado. Encima como aliciente, parte de lo que más quiero en este mundo me esperarían en la meta, mi mujer y mi niño. Y digo parte porque mis niñas se quedaron con los abuelos en Madrid.
|
Con mis amores |
La recogida del dorsal fue el momento que disparó en mi mente e hizo que me enfocara en la carrera. Aparecieron los nervios que curiosamente no había tenido hasta entonces.
|
Con muchos amigos y con la familia. (Pablo, Amaya, Lisabeth) |
Como siempre un gustazo ver a numerosos amigos y conocidos en la feria del corredor.
Al igual que el año pasado, da gusto ir a Valencia y poder visitar a la familia. Es una alegría poder compartir unos buenos momentos todos juntos. Dimos buena cuenta de una buena paella como mandan los cánones para coger fuerzas y poder presentar batalla a Filípides con todas las garantías.
Esta vez me fui a la cama prontito pero antes preparé el repertorio. Algo que ya se ha convertido en una especie de ritual. Para mi es como una conjura donde me preparo todo y repaso que tengo todo una y otra vez, donde mi mente me posiciona en la salida del maratón, esa salida con la que llevaba semanas soñando…
Y lo que son las cosas. Cuando mejor preparado he estado, cuando mejores entrenamientos he hecho, mejores tiempos, series brutales... en fin, con una prueba de esfuerzo donde se pronosticaba una marca de 3h21'.... en definitiva, en busca de la iba a ser mi carrera, pensando incluso en atacar el sub 3h30' ysalir en su busca, él vino a mi. Justo cuando me estaba cambiando, dejando la mochila en el ropero, zas! el pacemarker con el globo de 3h30' Hasta me hizo una foto ¡¡¡INGENUO!!!!
|
Con el globito de 3h30' |
Y salí con todas las ganas y con toda la ilusión del mundo y lo hice junto con un compañero. Con
@Javier_DelgadoC que fíjate, yo dándole consejos, calmándole que regulara fuerzas, que fuera conservador y lo hizo y se marcó un pedazo de maratón con MMP. Enhorabuena CRACK!
Hasta aquí todo guay, todo bonito, la carrera soñada, el ambiente, la gente. Pero mi realidad fue otra:
Empecé bien, controlando, ritmos de 5:05' de media. El objetivo era ser reservón y a partir del km 30 o 32 apretar los dientes y vaciarme. Mi idea era correr por debajo de 5' intentando recuperar el tiempo perdido. Lo había meditado mucho, ¿que hago, voy por ritmo? o ¿mejor me controlo por pulsaciones? ¿Tiro no tiro? Hasta la fecha siempre había tirado, me había dejado llevar. En Sevilla salí a morir con el globo de 3h30' y me costó Dios y ayuda pero llegué con 3h41' y eso que tuve mi momento malo e incluso me paré.
Pero Valencia me deparaba algo mucho peor. En mi quinto Maratón conocí a un amigo del que todo el mundo habla. Conocí el famoso muro, ese donde se esconde un tío con un mazo. Y me golpeó sin piedad. Pude sentir como me contemplaba impasible, como me hundía y me presionaba con tal fuerza y vigor, que durante unos instantes hizo que renegara de mi deporte, de mi pasión. Si amigos, así es, lo confieso. Renegué del Maratón y estuve andando durante un buen rato. Roto de dolor y lloriqueando como un niño. Había olvidado lo que realmente era importante y el motivo por el que me apasiona mi deporte. Tenía un puto ataque de "marquitis"
En el Km 27 hablé con Pablo Carmenado (
@pablocarmenado). "Voy bien, pulsaciones Ok y me encuentro bien. Ahora apretaré..." La verdad es que ya no estaba para un sub 3h30' pero vamos, empezaba a conformarme con correr acabando fuerte. O eso pensaba o mejor dicho me autoengañaba. Llegué al Km 30 y subí ritmo... o eso creí. Miré el reloj y mi ritmo iba aumentando ¿"Qué cojones me pasa? 5,20'... 5:27' y los Km 32, 33, 34... y ya vi los 6' y cada paso era como un martillazo en mi mente, era como si estuviera corriendo llevando un saco de cemento. Estaba hundido, aturdido... Me paré. Empecé a andar y a pensar 3h30' ¡¡¡GILIPOLLAS!!! Yo, el de las series a 4'30 tan cómodas no era capaz de coger ritmo.
El maratón me estaba poniendo en su sitio y me estaba dando una lección humildad que jamás olvidaré, por eso amigos, al señor Maratón siempre de usted, siempre!
Recibí una nueva llamada de Pablo que me animó. Es una llamada que siempre recordaré. Gracias amigo! Y digo que siempre recordaré porque me hizo reaccionar. Estaba muerto, hundido, renegando mientras andaba. Podía oír en mi interior las carcajadas de Filipides porque pensaba que me había vencido pero no. Me levanté y empecé a trotar, empecé a correr, sufriendo pero decidido, "antes reviento que llegar andando" pensé y fui hasta meta. Terminé el maratón mas duro que jamás había corrido. Si amigos, en mi mejor momento, cuando más en forma estaba. En el Maratón que me creía que me iba a comer el mundo, me comió él a mi. Me machacó y me destrozó sin vacilar, sin miramientos, porque esta carrera no hace distinciones, seas élite o popular.
Sufrí como un perro, pero reaccioné. Intenté hablar con Vero, con mi mujer para decirla que la quería con toda mi alma y que iba a llegar a meta aunque fuera a 20 uñas y lo iba hacer con una sonrisa de oreja a oreja, porque en la meta estaba ella y mi hijo Javier al quiero más que a mi vida y esperaba ver a su padre llegar a meta y conseguir una medalla más. No iba a permitir a Filipides que me privara de mi premio.
|
Lo mejor de todo, el mayor de los premios |
He tardado más de dos semanas en escribir estas líneas. Supongo que muchos habrán pasado por lo mismo o algo parecido pero así fue, 3h56' de una lección y una cura de humildad. Quizás demasiado sufrimiento y castigo pero no guardo ningún rencor. Al contrario, me siento afortunado de este aprendizaje, de esta lección y debo confesar que de todos mis maratones, este es del que más orgulloso estoy por haberlo terminado.
Un abrazo;
@javier_alamo
Google+ Javier Alamo